Abel Aviles

La campaña por la “nueva” normalidad

05.06.2020

La campaña por la “nueva” normalidad

Epictetus nació siendo esclavo en lo que a día de hoy sería el oeste de Turquía en el año 50 a. C. Sus enseñanzas se basaron en demostrar que la filosofía puede ser adoptada como un estilo de vida en el mundo real. Para Epictetus, todos somos responsables de nuestras acciones y como no podemos controlar muchas de las cosas que nos pasan, deberíamos reaccionar con calma y centrarnos en qué vamos a hacer en consecuencia. Lo que importa es cómo reaccionamos a las circunstancias.

Para a filosofía estoica, de la que Epictetus es uno de sus grandes representantes, toda emoción negativa debe dejarse de lado cuando nos pasa algo malo. En cambio, tenemos que regir nuestras acciones con el uso de la razón y actuar con calma para solucionar el problema. Aunque no sabemos mucho sobre la vida de Epictetus, está claro que fue capaz de construir una estructura mental muy fuerte que le llevó de nacer como otro esclavo más, a ser un hombre libre, tutor de Marco Aurelio y convertirse en un respetado filósofo en su época.

Puede parecer de lógica aplastante pero creo que es algo que olvidamos demasiado a menudo, Algunas cosas dependen de nosotros y otras no. Deberíamos centrarnos en las cosas sobre las que tenemos control, sin dejar que las emociones nos guíen y así actuar racional y eficientemente. Los estoicos intentaron convertir esa forma de pensar en un estilo de vida.

En algún momento de nuestras vidas, muchos de nosotros nos formamos expectativas y deseos que nunca serán alcanzados. En muchos casos porque eran inalcanzables y estaban fuera de nuestro control desde el principio. El objetivo principal de los estoicos es prevenir la frustración que crea no alcanzar nunca esos deseos irrealizables y aceptar la realidad como viene, usar la razón y reaccionar allí donde tenemos control. Ser capaces de elegir por nosotros mismos cómo reaccionamos a las circunstancias nos hace libres.

Esta manera de pensar es más útil ahora que nunca. En un mundo dominado por la tecnología, el big data, las fake news, con campañas de manipulación masiva y publicidad personaliza en tiempo real en cada dispositivo que utilizamos tratando de influir en nuestro comportamiento, ser capaz de racionalizar todas esas influencias y centrarse en qué cosas realmente están en nuestro control y qué podemos hacer para mejorar nuestra vida es clave para nuestro progreso como individuos y sociedad. En realidad depende de ti y lo que decidas hacer importa y tiene consecuencias. Importa para ti, para tu familia, amigos, tus grupos de WhatsApp e importa para las generaciones futuras.

Gobiernos, corporaciones, marcas, medios de comunicación y empresas de alta tecnología hacen un seguimiento de cada minuto e interacción que tenemos con ellos. Es decir, saben cuándo prestamos atención a sus mensajes y cuándo y cómo interactuamos con ellos. De hecho, contratan a las personas más listas que pueden encontrar e utilizan la tecnología más avanzada para intentar influenciar nuestro comportamiento para que compremos lo que sea que venden. La pregunta es, ¿has controlado alguna vez a quién das esos minutos y clicks cada día? Porque te aseguro que ellos lo hacen y es ahí donde reside tu verdadero poder individual.

Está en nuestra mano construir la sociedad en la que queremos vivir. Pregúntate a quién estás haciendo rico viendo ese canal de televisión, o al tener esa app abierta 10 miutos, o a quién le conviene realmente que se difunda ese mensaje de WhatsApp de dudosa credibilidad. Está claro que a las fuerzas que controlan nuestra economía, y gran parte de nuestras vidas, no quieren que entendamos el poder que tenemos pero todavía somos libres de decidir cómo reaccionar a sus intentos de influenciarnos. ¿Cómo de rápido deja alguien de ser famoso si nadie le da clicks y dejamos de ser sus "followers"? ¿Cuándo poder perdería Google si nos cambiamos todos de un día para otro a Edge o DuckDuckGo? ¿Si ya nadie ve ese canal de televisión, en cuánto tiempo estará en la ruina?

Para muchos de nosotros esta pandemia es sin duda el acontecimiento más inesperado y disruptivo de nuestras vidas (espero que el último). Me gusta el término con el que muchos se refieren a este periodo como La Gran Pausa. Es una oportunidad única para resetear nuestros sistemas como individuos y como sociedad. El slogan de "volver a la normalidad" ya ha empezado y llega con fuerza. Todos nos queremos sentir bien otra vez, volver a nuestras rutinas y echamos de menos el sentido de normalidad que corporaciones y gobiernos ya han empezado a utilizar.

Los negocios que más triunfan son lo que son capaces de solucionar problemas de manera efectiva. Hay muchos problemas prácticos que se solucionan al ahorrarnos tiempo, trabajo o dinero. El último modelo de lavadora Bosch ahorra más agua mientras consume menos energía y encima limpia y protege nuestra ropa mejor que nunca. Sin embargo, cuando el problema es emocional el producto o idea que nos intentan vender puede convertirse en parte de nuestra cultura y ser adoptado incluso como un estilo de vida. Un Mercedes es símbolo de éxito, los auriculares Beats te hacen guay y unas vacaciones en las Seychelles te hacen especial. Cuanto más vulnerables somos. mayor éxito el producto o idea puede llegar a tener. La pandemia nos ha hecho vulnerables y el problema que toca arreglar es hacernos sentirnos seguros y que las cosas vuelvan a ser normales.

Durante la cuarentena han salido a relucir problemas gravemente pertubadores de nuestra sociedad. Un sistema sanitario que ha sufrido recortes durante años, sanitarios y científicos mal pagados, empresas pequeñas y grandes sin dinero para pagar el alquiler que despiden a miles de trabajadores y políticos de todos los partidos que han perdido la poca credibilidad que tenían. En realidad ya conocías todos esos problemas, no son nada nuevo, pero los ignoramos cada díam no porque no nos importen sino porque no tenemos tiempo ni ganas. Tenemos bastantes problemas propios y cosas que hacer para sobrevivir que cuando llegamos a casa preferimos cerrar los ojos a esos problemas y dejar que los anuncios de Campofrío, Nike, el fútbol o Netflix nos hagan sentir bien un rato.

Bueno, pues esta Gran Pausa nos ha dado la oportunidad de ver nuestra vida y sociedad desde una nueva perspectiva. Casi todo se ha cerrado o parado durante semanas y si queremos hacer un mundo mejor podemos prestar atención a cómo nos hemos sentido durante este tiempo, ya sea confundidos, asustados o indefensos.

Y qué mejor momento para Apple, H&M o Zara para hacernos sentir normal otra vez. Si tuviese el nuevo iPhone o unas Nike nuevas qué bien me sentiría, las cosas vuelven a sentirse normales. Esta va a ser, o ya lo es, la mayor campaña publicitaria para hacernos sentir normales de la historia. Va a venir de marcas, gobiernos y de cualquier lado que quiera vender una idea o producto y nosotros vamos a comprar y creer cualquier cosa que ayude a desaparecer las emociones negativas que ha creado la pandemia. Incluso va a servir para llegar un poquito más lejos y va a ayudar a que olvidemos el estado de nuestros sistema sanitario, las condiciones de los trabajadores de los hospitales o la gente perdiendo sus trabajos y haciendo cosa en los bancos de alimentos. Pondremos en perspectiva el número de muertos o creeremos que las estadísticas están mal, que el medio ambiente no mejoró tanto, que todos mienten y es mejor pasar de todo.

Pero todo eso ha pasado y no deberíamos dejar que la campaña por la nueva normalidad lo borre todo. Esta es, en realidad, la oportunidad de definir nuestra nueva normalidad. Pasar por el filtro toda la basura que nos llega, descartar lo inútil, reaccionar y quedarnos solo con lo que nos hace mejores. Tenemos poder como individuos desde nuestra propia casa. Tú eliges cómo gastar tu tiempo, a qué app le das minutos, qué programa de televisión ves, que camiseta te compras y por qué y a dónde va tu dinero cada mes. Si resistes la campaña por la nueva normalidad, no has olvidado qué sistema sanitario mereces o qué gobierno te merece a ti, tienes poder. Lo que importa es cómo reaccionas.

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